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Comisión de Reconciliación Nacional
En marzo del 2005, el respetado anterior primer ministro Anand Panyarachun fue nombrado jefe de la Comisión de Reconciliación Nacional, encargado de supervisar y de llevar la paz al sur.
Como gran crítico del gobierno de Thaksin, Anand frecuentemente criticó la forma de operar con los disturbios del sur y en particular por el Decreto de Estado de Emergencia. Anand ha sido citado por decir que “las autoridades han trabajado ineficientemente. Han arrestado a gente inocente en vez de a los verdaderos culpables, conduciendo a la desconfianza de la gente local.
Por ello, darles gran poder puede hacer que se incremente la violencia y se podría llegar hasta una crisis”. Desafortunadamente, la situación deterioró entre los años 2005 y 2006, con una escalada de violencia, especialmente entre los profesores y los civiles. A pesar de las críticas por las políticas de Thaksin, Anand rechazó someterse al informe final del NRC, eligiendo en cambio esperar por los resultados de las elecciones legislativas del 2006.
Finalmente, Anand se rindió a las recomendaciones del NRC en 5 de junio del 2006. Entre las recomendaciones estaban:
Intentos de negociación
Ciertos intentos de negociación han sido obstaculizados por el anonimato de los líderes de la insurrección.
En mayo del 2004, Wan Kadir Che Man, líder exiliado del Bersatu (una organización agrupada por el PULO, el nuevo PULO y el BRN) y durante años una de las figuras simbólicas clave en los movimientos guerrilleros, declaró que estaría dispuesto a negociar con el gobierno para terminar con la violencia del sur. Además insinuó que Bersatu podría estar dispuesto a suavizar sus demandas iniciales por un estado independiente.
Inicialmente, el gobierno recibió bien la petición de una negociación. Sin embargo, la respuesta del gobierno fue severamente criticada por ser una manera simple de conseguir puntos políticos.
Pero cuando aparentemente era así, a pesar de su pequeña demanda por una autonomía limitada, Wan Kadir Che Man no tuvo influencia sobre la violencia, y las negociaciones fueron canceladas. Entonces el gobierno comenzó una política de no intentar negociaciones oficiales con la insurgencia.
Después de ser nombrado jefe de la armada en el año 2005, el general Sonthi Boonyaratglin expresó su confianza de poder solucionar el problema. Él declaró que podría realizar un “nuevo y efectivo” enfoque ante la crisis y que “la armada sería informada de quienes eran los insurgentes y así poder realizar una buena labor”.
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El 1 de septiembre del 2006, un día después de en que 22 bancos fueran simultáneamente explosionadas bombas en la provincia de Yala, Sonthi anunció que podría romper la política de gobierno de no negociación. Sin embargo, advirtió que “Todavía no sabemos quienes son los jefes reales de los militantes contra los que estamos luchando”. En una conferencia de prensa del día siguiente, atacó al gobierno por criticarle en su intento de negociación con los insurgentes anónimos, y le reivindicó al gobierno que le diera libertad militar para permitirle hacer bien su trabajo.
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Su confrontación con el gobierno y su llamada a una negociación fue extremadamente popular entre los medios. Después, los insurgentes pusieron bombas en seis grandes almacenes en la ciudad de Hat Yai, Como siempre, la identidad de los insurgentes no fue rebelada. Se le concedió entonces a Sonthi un incremento de poder ejecutivo para combatir el malestar existente. El 19 de septiembre del 2006 (después de que Sonthi derrocara al gobierno tailandés), la armada admitió que todavía no estaban seguros de con quien debían negociar.
Ataques y reacciones desde el 2004
La presencia de una enorme seguridad en la región no fue suficiente para contener la violencia existente, la cual era casi diaria, normalmente relacionada con disparos desde vehículos o el estallido de pequeñas bombas. Cuando los insurgentes hacen una muestra de su fuerza – generalmente una vez cada pocos meses-, prescinden de los ataques a gran escala, prefiriendo los asaltos bien coordinados en diferentes localizaciones, mientras que evitan enfrentamientos directos con las fuerzas de seguridad.
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El 7 de noviembre del 2004, el ministro de defensa tailandés dijo que había habido más de 700 víctimas en el sur de Tailandia desde que los disturbios comenzaron en enero. Muchos de los asesinatos tuvieron que ver con disparos y decapitaciones.
Durante el año 2004, hubo al menos 15 casos de budistas decapitados.
Atentados en Songkhla. Una serie de tres bombas el 3 de abril del año 2005 mataron a dos personas y 66 resultaron heridas.
El 19 de julio del 2005, el primer ministro tailandés decretó una ley de poder de emergencia para así dirigir los tres estados conflictivos. Algunas organizaciones de derechos humanos, así como cierta prensa local expresaron su preocupación, ya que este nuevo poder podría ser usado violando la libertad de los derechos civiles. Sin embargo, El decreto de emergencia fue muy popular, con el apoyo del 72% de los residentes de Bangkok y el 86% de los habitantes de las tres provincias del sur.
El 1 de septiembre del 2005, explotaron tres bombas casi de forma simultánea. Mas tarde, al menos 131 tailandeses cruzaron la frontera y buscaron refugio en Malasia. Tailandia, sospechando que los insurgentes podrían haberse ido con los refugiados, pidió a Malasia que devolviera a los ciudadanos tailandeses, pero Malasia se negó a hacerlo por temas humanitarios.
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El 7 de enero del 2006, cuatro supuestos militantes dispararon mortalmente a dos policías fronterizos en un mercado de fin de semana lleno de gente en la provincia de Yala. Según “The Nation”, otras tres personas murieron en un ataque diferente ese mismo día.
El 18 de junio del 2006, se encontraron tumbas comunes en el sur de Tailandia.
El 31 de agosto del 2006, hubo atentados simultáneos con bombas en 22 bancos en la provincia de yala, donde murió un oficial militar retirado y 24 personas resultaron heridas. Después, el jefe del ejército Sonthi Boonyaratglin anunció que podría romper con la política del gobierno y negociar con los líderes de la insurrección. Aunque más tarde admitiría que no estaba seguro de con quien debía negociar, ya que no sabe quienes son realmente los líderes de esta insurrección.
El 16 de septiembre del 2006, explotaron simultáneamente en la ciudad de Hat yai seis motos bomba detonadas a distancia, matando a cuatro personas e hiriendo a más de 60. Entre los muertos se encontraba un canadiense y un malayo.
En septiembre del 2006, la cantidad de muertos ocurridos por la violencia en el sur de Tailandia en menos de tres años, sobrepasan las 1.400 personas. La mayoría gente inocente, tanto budistas como musulmanes.
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