El “Wai” tailandés es un saludo o una despedida extremadamente educada. Durante tu estancia en Tailandia verás hacer este gesto numerosas veces, pero ¿Cuándo deberías hacerlo tú, y como?
El wai consiste en bajar un poco la cabeza con las palmas de las manos juntas como si estuvieran rezando. Cuanto más arriba se encuentren las manos en relación a la cabeza y más abajo se encuentre la barbilla, más respeto o reverencia muestra el wai.
La persona que realiza un wai primero debe bajar lentamente la barbilla, pero la persona que devuelve el wai normalmente no la baja. Es muy usado como un saludo, una disculpa o una muestra de respeto.
La norma general es utilizar el wai cuando se saluda o se despide de una persona mayor. Y esa persona probablemente te corresponderá con otro wai, pero tu deberías hacerlo primero.
De todas formas, si te hacen a ti el saludo debes devolverlo. Sin embargo si eres un cliente que entras o sales de una tienda, hotel, restaurante, avión, etc, no se espera que hagas un wai, a menos que la otra persona se una persona mayor.
Pero si has recibido un servicio excepcional o simplemente quieres ser muy educado, puedes utilizar este saludo de cabeza cuando salgas del establecimiento.
Entre amigos no se suele usar el wai, a no ser que no se hayan visto desde hace tiempo, sobre todo la persona joven hacia la mayor.
Si entras en contacto con un monje debes saludar con el wai primero en una posición respetuosa, juntando las manos y bajando la frente y barbilla. De todas formas, como extranjero, no debes preocuparte ya que no se espera que conozcas perfectamente el ritual.
El saludo tailandés es muy parecido al namasté indio o al sampeah de Camboya. Existen varias versiones del saludo en función de la clase social, el género y la edad.
La palabra que se utiliza como un saludo y una despedida es “sawasdee”. Esta palabra deriva del sánscrito svasti (que significa “bienestar”).
Se dice que el wai se originó a partir de un antiguo saludo que se hacía para mostrar que un individuo no tenía ningún tipo de arma. El gesto pudo provenir del budismo, algo que a veces implicaba la postración, juntar las manos e inclinarse hacia la tierra. La primera aparición de este gesto se remonta a más de 4.000 años en unos restos de barro de la civilización del Valle de Indo.